domingo, 28 de octubre de 2012

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Homilía de Benedicto XVI en la clausura del Sínodo de los Obispos


De http://sinodo2012.wordpress.com


Homilía de Benedicto XVI en la clausura del Sínodo de los Obispos


Domingo, 28 de octubre de 2012
Venerables hermanos,
ilustres señores y señoras,
queridos hermanos y hermanas:
El milagro de la curación del ciego Bartimeo ocupa un lugar relevante en la estructura del Evangelio de Marcos. En efecto, está colocado al final de la sección llamada «viaje a Jerusalén», es decir, la última peregrinación de Jesús a la Ciudad Santa para la Pascua, en donde él sabe que lo espera la pasión, la muerte y la resurrección. Para subir a Jerusalén, desde el valle del Jordán, Jesús pasó por Jericó, y el encuentro con Bartimeo tuvo lugar a las afueras de la ciudad, mientras Jesús, como anota el evangelista, salía «de Jericó con sus discípulos y bastante gente» (10, 46); gente que, poco después, aclamará a Jesús como Mesías en su entrada a Jerusalén. Bartimeo, cuyo nombre, como dice el mismo evangelista, significa «hijo de Timeo», estaba precisamente sentado al borde del camino pidiendo limosna. Todo el Evangelio de Marcos es un itinerario de fe, que se desarrolla gradualmente en el seguimiento de Jesús. Los discípulos son los primeros protagonistas de este paulatino descubrimiento, pero hay también otros personajes que desempeñan  un papel importante, y Bartimeo es uno de éstos. La suya es la última curación prodigiosa que Jesús realiza antes de su pasión, y no es casual que sea la de un ciego, es decir una persona que ha perdido la luz de sus ojos. Sabemos también por otros textos que en los evangelios la ceguera tiene un importante significado. Representa al hombre que tiene necesidad de la luz de Dios, la luz de la fe, para conocer verdaderamente la realidad y recorrer el camino de la vida. Es esencial reconocerse ciegos, necesitados de esta luz, de lo contrario se es ciego para siempre (cf. Jn 9,39-41).
Bartimeo, pues, en este punto estratégico del relato de Marcos, está puesto como modelo. Él no es ciego de nacimiento, sino que ha perdido la vista: es el hombre que ha perdido la luz y es consciente de ello, pero no ha perdido la esperanza, sabe percibir la posibilidad de un encuentro con Jesús y confía en él para ser curado. En efecto, cuando siente que el Maestro pasa por el camino, grita: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí» (Mc 10,47), y lo repite con fuerza (v. 48). Y cuando Jesús lo llama y le pregunta qué quiere de él, responde: «Maestro, que pueda ver» (v. 51). Bartimeo representa al hombre que reconoce el propio mal y grita al Señor, con la confianza de ser curado. Su invocación, simple y sincera, es ejemplar, y de hecho – al igual que la del publicano en el templo: «Oh Dios, ten compasión de este pecador» (Lc 18,13) – ha entrado en la tradición de la oración cristiana. En el encuentro con Cristo, realizado con fe, Bartimeo recupera la luz que había perdido, y con ella la plenitud de la propia dignidad: se pone de pie y retoma el camino, que desde aquel momento tiene un guía, Jesús, y una ruta, la misma que Jesús recorre. El evangelista no nos dice nada más de Bartimeo, pero en él nos muestra quién es el discípulo: aquel que, con la luz de la fe, sigue a Jesús «por el camino» (v. 52).
San Agustín, en uno de sus escritos, hace una observación muy particular sobre la figura de Bartimeo, que puede resultar también interesante y significativa para nosotros. El Santo Obispo de Hipona reflexiona sobre el hecho de que Marcos, en este caso, indica el nombre no sólo de la persona que ha sido curada, sino también del padre, y concluye que «Bartimeo, hijo de Timeo, era un personaje que de una gran prosperidad cayó en la miseria, y que ésta condición suya de miseria debía ser conocida por todos y de dominio público, puesto que no era solamente un ciego, sino un mendigo sentado al borde del camino. Por esta razón Marcos lo recuerda solamente a él, porque la recuperación de su vista hizo que ese milagro tuviera una resonancia tan grande como la fama de la desventura que le sucedió» (Concordancia de los evangelios, 2, 65, 125: PL 34, 1138). Hasta aquí san Agustín.
Esta interpretación, que ve a Bartimeo como una persona caída en la miseria desde una condición de «gran prosperidad», nos hace pensar; nos invita a reflexionar sobre el hecho de que hay riquezas preciosas para nuestra vida, y que no son materiales, que podemos perder. En esta perspectiva, Bartimeo podría ser la representación de cuantos viven en regiones de antigua evangelización, donde la luz de la fe se ha debilitado, y se han alejado de Dios, ya no lo consideran importante para la vida: personas que por eso han perdido una gran riqueza, han «caído en la miseria» desde una alta dignidad –no económica o de poder terreno, sino cristiana –, han perdido la orientación segura y sólida de la vida y se han convertido, con frecuencia inconscientemente, en mendigos del sentido de la existencia. Son las numerosas personas que tienen necesidad de una nueva evangelización, es decir de un nuevo encuentro con Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios (cf. Mc 1,1), que puede abrir nuevamente sus ojos y mostrarles el camino. Es significativo que, mientras concluimos la Asamblea sinodal sobre la nueva evangelización, la liturgia nos proponga el Evangelio de Bartimeo. Esta Palabra de Dios tiene algo que decirnos de modo particular a nosotros, que en estos días hemos reflexionado sobre la urgencia de anunciar nuevamente a Cristo allá donde la luz de la fe se ha debilitado, allá donde el fuego de Dios es como un rescoldo, que pide ser reavivado, para que sea llama viva que da luz y calor a toda la casa.
La nueva evangelización concierne toda la vida de la Iglesia. Ella se refiere, en primer lugar, a la pastoral ordinaria que debe estar más animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna. Deseo subrayar tres líneas pastorales que han surgido del Sínodo. La primera corresponde a los sacramentos de la iniciación cristiana. Se ha reafirmado la necesidad de acompañar con una catequesis adecuada la preparación al bautismo, a la confirmación y a la Eucaristía. También se ha reiterado la importancia de la penitencia, sacramento de la misericordia de Dios. La llamada del Señor a la santidad, dirigida a todos los cristianos, pasa a través de este itinerario sacramental. En efecto, se ha repetido muchas veces que los verdaderos protagonistas de la nueva evangelización son los santos: ellos hablan un lenguaje comprensible para todos, con el ejemplo de la vida y con las obras de caridad.
En segundo lugar, la nueva evangelización está esencialmente conectada con la misión ad gentes. La Iglesia tiene la tarea de evangelizar, de anunciar el Mensaje de salvación a los hombres que aún no conocen a Jesucristo. En el transcurso de las reflexiones sinodales, se ha  subrayado también que existen muchos lugares en África, Asía y Oceanía en donde los habitantes, muchas veces sin ser plenamente conscientes, esperan con gran expectativa el primer anuncio del Evangelio. Por tanto es necesario rezar al Espíritu Santo para que suscite en la Iglesia un renovado dinamismo misionero, cuyos protagonistas sean de modo especial los agentes pastorales y los fieles laicos. La globalización ha causado un notable desplazamiento de poblaciones; por tanto el primer anuncio se impone también en los países de antigua evangelización. Todos los hombres tienen el derecho de conocer a Jesucristo y su Evangelio; y a esto corresponde el deber de los cristianos, de todos los cristianos – sacerdotes, religiosos y laicos -, de anunciar la Buena Noticia.
Un tercer aspecto tiene que ver con las personas bautizadas pero que no viven las exigencias del bautismo. Durante los trabajos sinodales se ha puesto de manifiesto que estas personas se encuentran en todos los continentes, especialmente en los países más secularizados. La Iglesia les dedica una atención particular, para que encuentren nuevamente a Jesucristo, vuelvan a descubrir el gozo de la fe y regresen a las prácticas religiosas en la comunidad de los fieles. Además de los métodos pastorales tradicionales, siempre válidos, la Iglesia intenta utilizar también métodos nuevos, usando asimismo nuevos lenguajes, apropiados a las diferentes culturas del mundo, proponiendo la verdad de Cristo con una actitud de diálogo y de amistad que tiene como fundamento a Dios que es Amor. En varias partes del mundo, la Iglesia ya ha emprendido dicho camino de creatividad pastoral, para acercarse a las personas alejadas y en busca del sentido de la vida, de la felicidad y, en definitiva, de Dios. Recordamos algunas importantes misiones ciudadanas, el «Atrio de los gentiles», la Misión Continental, etcétera. Sin duda el Señor, Buen Pastor, bendecirá abundantemente dichos esfuerzos que provienen del celo por su Persona y su Evangelio.
Queridos hermanos y hermanas, Bartimeo, una vez recuperada la vista gracias a Jesús, se unió al grupo de los discípulos, entre los cuales seguramente había otros que, como él, habían sido curados por el Maestro. Así son los nuevos evangelizadores: personas que han tenido la experiencia de ser curados por Dios, mediante Jesucristo. Y su característica es una alegría de corazón, que dice con el salmista: «El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres» (Sal 125,3). También nosotros hoy, nos dirigimos al Señor, Redemptor hominis y Lumen gentium, con gozoso agradecimiento, haciendo nuestra una oración de san Clemente de Alejandría: «Hasta ahora me he equivocado en la esperanza de encontrar a Dios, pero puesto que tú me iluminas, oh Señor, encuentro a Dios por medio de ti, y recibo al Padre de ti, me hago tu coheredero, porque no te has avergonzado de tenerme por hermano. Cancelemos, pues, cancelemos el olvido de la verdad, la ignorancia; y removiendo las tinieblas que nos impiden la vista como niebla en los ojos, contemplemos al verdadero Dios…; ya que una luz del cielo brilló sobre nosotros sepultados en las tinieblas y prisioneros de la sombra de muerte, [una luz] más pura que el sol, más dulce que la vida de aquí abajo» (Protrettico, 113, 2- 114,1). Amén.

jueves, 18 de octubre de 2012

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martes, 16 de octubre de 2012

Resumen de la Carta Porta Fidei


En camino hacia el Año de la Fe

“Será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe”
CARTA APOSTÓLICA- PORTA FIDEI
Benedicto XVI- octubre 11 de 2011
Resumen elaborado por: Mons. Carlos Arturo Gómez (Obispo de Dicocesis Zipaquirá)

Objetivo de la Carta: convocar el Año de la fe (11 octubre de 2012- 24 de noviembre de 2013). Motivos: 50º aniversario de Apertura del Concilio Vaticano II y 20º aniversario de publicación del Catecismo de la Iglesia Católica: “será una buena ocasión para introducir a todo el cuerpo eclesial en un tiempo de especial reflexión y redescubrimiento de la fe”.(cfr. Nº 4)

La carta está inspirada en el texto de Hch 14, 27 “A su llegada (a Antioquia) reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe”.  // 1 Co 16, 9; 2 Co 2, 12; Col 4, 3: “” se me ha abierto una puerta grande y prometedora”…“para que nos abra una puerta a la Palabra, y podamos anunciar el Misterio de Cristo”.

  1. Convocación y significado del año de la fe(Nº 1-4):
Significado de la puerta: Introducir en la vida de comunión con Dios y permitir entrar en su Iglesia; cruzarla cuando se acepta la Palabra en el corazón; atravesarla para emprender el camino de la fe que empieza en el bautismo y concluye con el paso de la muerte a la vida eterna. De la fe: profesar la fe en la Trinidad. (Nº 1)

Se invita y exige a la Iglesia hoy a redescubrir el camino de la fe, una fe que no puede darse por supuesta. Esta redescubrimiento se logra acercándose al pozo de la escucha de la Palabra de Dios, de esta manera se ilumina la vida, se llena de alegría y entusiasmo renovado por el Encuentro con Cristo. Creer en Jesucristo es el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación (Nº 2-3).

Los contenidos esenciales de nuestra fe, que son patrimonio de todos los creyentes, tienen necesidad de ser confirmados, comprendidos y profundizados de manera siempre nueva, con el fin de dar un testimonio coherente en condiciones históricas distintas a las del pasado. (Nº 4)

  1. La profunda renovación que nos plantea el Concilio Vaticano II (Nº 5 - 10)
Este año de la fe es ocasión para leer nuevamente y asimilarlos textos del Concilio Vaticano II. Ellos son textos que forman parte de la Tradición de la Iglesia y representan una brújula segura de orientación y fuerza de renovación en el camino de la Iglesia en el siglo XXI (Nº 5). Este año es también invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor que dé como fruto  una vida nueva en todas sus dimensiones (Nº 6).

Esta fe crece y se fortalece creyendo y dándola. Es la fe y el amor de Cristo que nos impulsa a evangelizar (Nº 7). Por ello necesitamos que en este año nuestra adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa (Nº 8), se llegue a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, se celebre dignamente la fe en la liturgia, se testimonie esta fe y se haga oración (Nº 9).

  1. Creer con el corazón, profesar con los labios y llevar la fe a la vida: una meta a alcanzar con la ayuda del Catecismo y el recorrido por la historia de la fe (Nº 11-14):
Hay unidad profunda entre el acto con el que se cree (con el corazón se cree) y los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento (con los labios se profesa). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia. Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. Creer no es un hecho privado, es un hecho personal y al mismo tiempo comunitario (Fe de la Iglesia). Por tal razón el conocimiento de los contenidos de la fe es esencial para el propio asentimiento (Nº 10). Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, podemos contar con el Catecismo de la Iglesia Católica. Este no es meramente un libro que contiene teorías sino que nos lleva al encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. El catecismo nos lleva por un camino: la fe que se profesa (Símbolo de la fe), la fe que se celebra (Sacramentos), la fe que se hace vida (Mandamientos) y la fe que se hace oración (Padre Nuestro)(Nº 11).

Es importante que en este año de la Fe se forme a los cristianos para que tengan claridad al responder a interrogantes actuales como la integración entre la fe y la verdadera ciencia (Nº 12). Será decisivo en este año recorrer la historia de nuestra fe a través de la cualponemos la mirada fija en Jesucristo, admiramos nuevamente la figura de María en su experiencia de fe, contemplamos la fe y la audacia misionera de los Apóstoles y de los discípulos de la primera comunidad, redescubrimos la fe de los mártires y de los santos de todos los tiempos hasta llegar a nosotros que vivimos por la fe (Nº 13).

El año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad, pues la fe va acompañada de obras. Sostenidos en esta fe, miramos con esperanza a nuestro compromiso en el mundo (Nº 14). 

  1. Conclusión: una invitación personal a buscar la fe
La Carta concluye con una invitación a buscar la fe: “Vete al alcance… de la fe” (2 Tim 2, 22), para que ninguno de nosotros se vuelva perezoso en la fe sino que seamos signos vivos de la presencia de Cristo resucitado en el mundo y manifestemos nuestra alegría y confianza en medio de las pruebas y los sufrimientos, basados en la firme certeza que el Señor Jesús ha vencido al mal y a la muerte. (Nº 15)

lunes, 15 de octubre de 2012

cocherencia del Clero


LOS PADRES SINODALES SUBRAYAN LA IMPORTANCIA DE LA COHERENCIA Y LA SANTIDAD DEL CLERO


Nuevos medios de comunicación, caridad, testimonio, entre los aspectos tocados hoy

Por H. Sergio Mora
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 12 octubre 2012 (ZENIT.org).- La reunión de los padres sinodales, hoy viernes por la mañana, no contó con la presencia de Benedicto XVI, quien recibió a personalidades y delegaciones en la sala Clementina, entre ellos al patriarca ecuménico Bartolomé I, quien ayer dirigió sus palabras a los padres sinodales. En cambio el papa almorzó con todos los padres sinodales y los padres conciliares del Vaticano II presentes en Roma, en las instalaciones del Aula Pablo VI.
Esta mañana, en la sala del sínodo, se recordó además la festividad de la Virgen del Pilar y los 520 años del inicio de la evangelización en América Latina, según indicó el portavoz español José María Gil a los periodistas.
La santidad del clero
"Los obispos y sacerdotes sean maestros de santidad" fue el punto suscitado por el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, que indicó la necesidad de que amen la eucaristía, la confesión y la piedad sincera. Exhortó a los presbíteros a sentarse habitualmente en los confesionarios, y a preparar bien las homilías, pues para muchos fieles es la única ocasión en la semana de escuchar el mensaje de Cristo. Y por supuesto a "vivir lo que se predica y predicar lo que se vive".
El cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero, también subrayó la importancia de la formación y santidad del clero, y exhortó a no aceptar que por crisis numérica de vocaciones se reduzca lo esencial de ministerio ordenado, se desacralice al sacerdote de sus características de sobrenaturalidad y sacramentalidad. Revindicó en cambio, "elevar el tono espiritual de los sacerdotes y de las comunidades" con la "conversión personal y la oración pues solamente una realidad evangelizada es evangelizadora".
Sobre la falta de testimonio en cambio, entró directo el obispo de Canadá, Brian Joseph Dunn: "¿Cómo podemos evangelizar a quienes fueron heridos profundamente por hombres de la Iglesia por abusos sexuales? Hay que dar la posibilidad a las víctimas de ser escuchadas para comprender su profundo dolor; entender los motivos que llevaron a esta crisis; alentar la corresponsabilidad en las actitudes y emotividad, cuando se trabaja en contacto con los laicos”. Y sugirió involucrar más a las mujeres instituyendo un ministerio de catequista.
A las vocaciones se refirió el rector mayor de los salesianos, padre Pascual Chávez, al recordar que la evangelización es un elemento inseparable de las mismas. Dijo que la autenticidad de una buena evangelización se ve en la capacidad de suscitar vocaciones, dando la posibilidad a los jóvenes de descubrirla en sus diversos caminos: el sacerdocio, el matrimonio, el empeño social y eclesial. Y sugirió acompañarlos durante todo el camino de su elección.
El obispo hondureño Juan José Pineda enfatizó el papel de la parroquia para la transmisión de la fe cristiana, creando lugares de vida cristiana y de testimonio en un estado de misión permanente, evitando así actitudes burocráticas.
Comunicación digital, arte, música, cultura
Otra de la intervenciones de espesor fue la del cardenal Gianfranco Ravasi, que sobre la nueva evangelización indicó la necesidad de saber adoptar nuevos cánones en la comunicación digital en particular la narración por imágenes. En el ámbito de la secularización, subrayó el éxito de la iniciativa “El Atrio de los Gentiles”, con su búsqueda del Dios desconocido que es buscado por muchos no creyentes. Otro punto fue el de la evangelización a través de las expresiones artísticas del arte moderno sin que pierda la sacralidad del culto cristiano. Sin olvidar la cultura juvenil con sus experiencias y fecundidad, en particular la música y el deporte.
Concluyó indicando que la fe no debe temerle al mundo de la ciencia: “En el caso de la incompatibilidad entre ciencia y fe y del abuso de una sobre la otra y viceversa, como ha sucedido en el pasado y como a veces sucede hoy, es necesario cambiar el recíproco reconocimiento de la dignidad de los respectivos estatutos epistemológicos: la ciencia se dedica a la 'escena', es decir, al fenómeno, mientras que la teología y la filosofía se centran en el 'fundamento'”, afirmó.
Testimonio de caridad y evangélico
Valorar el envidiable testimonio de caridad que la Iglesia ofrece al mundo, fue la invitación del cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, de la que nacen numerosas conversiones, y que son una gran contribución a la evangelización.
"Iglesia en América Latina vive y evangeliza en la región del planeta con mayores desigualdades sociales" recordó el obispo argentino Jose Eduardo Lozano, y consideró que poner en segundo plano a los desvalidos hace que el mensaje deje de ser la Buena Nueva para transformarse en palabras vacías.
De los prelados latinoamericanos, el arzobispo de Trujillo, Perú, monseñor Héctor Cabrejos Vidarte indicó: "Si el testimonio evangélico será siempre joven y creativo, entonces la fe será fiel al mensaje del Reino de Dios". Un nuevo actuar y vivir un estilo de vida que nos vuelva creíbles.
El obispo de San Cristóbal, Venezuela, Mario del Valle Moronta Rodríguez, propuso como línea teológico pastoral para la nueva evangelización el trinomio "comunión, testimonio, servicio".
Un camino consolidado 
El miércoles por la tarde, el arzobispo de Valladolid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española Blázquez, habló del Camino Neocatecumenal, nacido en el ámbito del concilio, relacionando a la nueva evangelización y a la iniciación cristiana, y recordó su aprobación por el papa como método adecuado de formación católica.
Añadió que los catecúmenos unen la clara dimensión personal y eclesial de la fe cristiana, en donde se crea una profunda fraternidad, y la persona se siente apoyada por los otros hermanos para vivir cristianamente, incluso en una sociedad hostil. Añadió que sus participantes descubren las realidades de la fe cristiana y la liturgia es fortalecida por el conocimiento personal y de la sagrada escritura. Por ello, monseñor Blázquez indicó: "He querido a la luz del la historia del Camino Neocatecumenal, presentar no un proyecto sino una realidad concreta de la conexión entre iniciación cristiana y nueva evangelización".

domingo, 14 de octubre de 2012

libro para Iphone, ipad, android, Compendio del Catecismo en EPUB

Aqui esta la dirección donde están algunos de  los documentos necesarios para los católicos.

Bilbao Comienzo del Año de la Fe. D. Mario Iceta

Te adjunto Aqui el Documento de la Homilia nde D. Mario Iceta, Obispo de Bilbao.  Decargar la Homilia.


Año de la fe carta Arzobispo de San Juan de Puerto Rico

año de la Fe ¿para qué?


AÑO DE LA FE, ¿PARA QUÉ?


Una auténica y renovada conversión para comunicar la fe con nuevo ardor

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, domingo 14 octubre 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos a los lectores la habitual colaboración del obispo de San Cristóbal de Las Casas, México, Felipe Arizmendi Esquivel. El obispo responde a la pregunta: ¿Hace falta un Año de la Fe?
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+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
HECHOS
Del 11 de octubre de 2012 al 24 de noviembre de 2013, en todo el mundo católico se celebra elAño de la Fe, convocado por el Papa Benedicto XVI, con ocasión del cincuenta aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, que fue una irrupción del Espíritu Santo para renovar la Iglesia, y del vigésimo aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica, que sintetiza lo que creemos y las dimensiones y exigencias de nuestra fe.
En muchas diócesis se están generando varias iniciativas para vivir este acontecimiento. En la nuestra, dedicamos tres días a repasar algunos de los temas centrales del Concilio, para revisar si nuestra vida y nuestra práctica pastoral corresponden a su espíritu, y para impulsarnos a una renovada fidelidad a nuestra vocación a la santidad y a una nueva evangelización integral, que nos revitalice en la opción preferencial por los pobres, signo y prueba de fidelidad al Evangelio.
¿Hace falta este Año de la Fe? Claro que sí. Basten algunos datos. En cinco años y medio, en la ciudad capital del país, en instituciones de salud del gobierno, se han practicado casi 93,000 abortos, facilitados por la legislación que lo autorizó, también para mujeres que van allá desde otros Estados. Y presumen de esa cifra, así como de 58 millones de condones que han repartido por todas partes sólo en esa entidad. Y quienes matan a tantos miles y miles, se declaran católicos y católicas que alegan su “derecho” a decidir sobre la vida de inocentes e indefensos. ¿Cómo es su fe?
¡Cuántos narcotraficantes, extorsionadores, asesinos a sueldo, secuestradores, violadores, ladrones, adúlteros, corruptos, etc., se declaran católicos! ¿Cómo está su fe, y cómo fueron evangelizados por nosotros? ¿Qué hacer para su conversión? Esta no depende sólo de que los metan a la cárcel, o los eliminen, sino de que encuentren en Cristo un camino de liberación interior y ya no hagan daño a la sociedad ni a sí mismos.
Disminuye el número de católicos; aumentan otras confesiones religiosas y, sobre todo, los no creyentes; ¿y esto no nos cuestiona a los agentes de pastoral? ¿En qué hemos fallado? ¿Seguimos con una pastoral repetitiva, sin nuevo ardor, sin nuevos métodos, sin nuevas expresiones?
CRITERIOS
El Papa Benedicto XVI, como pastor universal y preocupado por las deficiencias eclesiales, nos invita “a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo” (Porta fidei, 6), y a promover y sostener “un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización, para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe” (Ib 7).
Estamos convencidos de que cuando alguien en verdad se encuentra con Jesucristo, cambia su vida, deja de hacer el mal y hace el bien a todos; por ello, el Papa nos dice: “Siembren Evangelio y cosecharán reconciliación, sabiendo que donde llega Cristo, la concordia se abre camino, el odio cede paso al perdón y la rivalidad se transforma en fraternidad” (10-IX-2012).“El encuentro con el Dios de Jesucristo es capaz de transformar profundamente a todo ser humano, incluso en las condiciones más pobres, para conferirle la dignidad suprema de hijo de Dios. El encuentro con Cristo da el impulso para vencer incluso las dificultades aparentemente más insuperables” (20-VIII-2012). “Confiad en el Evangelio, en su fuerza transformadora, en su capacidad de despertar las conciencias y provocar desde dentro el rescate de las personas y la creación de una nueva fraternidad. La difusión de la Palabra del Señor hace florecer el don de la reconciliación y favorece la unidad de los pueblos… El mundo de hoy necesita personas que hablen a Dios, para poder hablar de Dios. Sólo así la Palabra de salvación dará fruto” (7-IX-2012).
PROPUESTAS
Demos la importancia que merece a este Año de la Fe. Les invito a leer, meditar y practicar los dieciséis documentos del Concilio Vaticano II: cuatro constituciones, 9 decretos y tres declaraciones. Es doloroso y preocupante que algunos ni siquiera los hayan leído. Y revisemos cada quién cómo vivimos nuestra fe católica; ojalá seamos más coherentes.

viernes, 12 de octubre de 2012

Año de la Fe. sobre Obispos chinos


ASIA/CHINA - Tres Obispos publican sus Cartas Pastorales por el Año de la Fe

Pekín (Agencia Fides) – Varios Obispos diocesanos de la China continental han publicado su Carta Pastoral por el Año de la fe. Tres de ellos, de los que hemos recibido noticia en la Agencia Fides, la han publicado en la fiesta de San Mateo Apóstol, el 21 de septiembre, para “responder al llamamiento del Papa Benedicto XVI para el Año de la Fe”. 
Mons. Gan Jun Ren, Obispo de la diócesis de Guang Zhou, en su Carta confirma el compromiso de la Iglesia “en guiar a los fieles en el Año de la Fe buscando la verdad, para ser testigos ejemplares de Cristo resucitado”. “La fe es como una carrera de relevos que hemos tomado de nuestros antepasados ​​en la fe, y tenemos el deber de transmitir, de forma precisa y rápida... Así que todos los hermanos y hermanas deben seguir las enseñanzas del Papa en la vida para ensanchar al máximo el espíritu de la 'Puerta de la Fe'”. En este camino el Obispo invoca la intercesión de María, Estrella de la Evangelización.
“¡Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28) es el título de la Carta de Mons. Silvestre Lee, Obispo de la diócesis de Tai Yuan, y de su Coadjutor, Mons. Paulus Meng, en la que destacan el objetivo del Año la fe; la manifestación de la fe; la revelación y la transmisión de la Revelación; el papel de la Iglesia en la Revelación; la fe en la vida de los fieles; el impacto del mundo moderno sobre la fe; el llamamiento de la Iglesia en el Año de la fe. Además presentan el programa de la diócesis para vivir el Año de la Fe: la apertura solemne, en concomitancia con la Iglesia Universal, el 13 de octubre, en la Catedral, “para reafirmar nuestra fe”; seminarios sobre temas de fe, el estudio de las enseñanzas del Papa y del Magisterio en la parroquia; la adoración pública para conducir a los fieles a encontrar a Jesús encarnado en la Eucaristía; campamentos de verano y otras iniciativas dirigidas a los jóvenes y a los chicos sobre el tema “la fe y la vocación”; la formación de los agentes de pastoral. En la Carta, los dos Pastores invitan a los fieles a redescubrir la fe y elegir de nuevo en su vida seguir a Jesús.
“No temas, ten fe” es el tema elegido por el Obispo de Xuan Hua, quien señala en su Carta la importancia de la Eucaristía y el Rosario para vivir bien el Año de la Fe. En su carta escribe: “A pesar de que las causas externas impidan al Pastor de la Diócesis estar con su rebaño, su corazón paternal está siempre con vosotros, reza por vosotros y ofrece el sacrificio por vosotros. Así comparto la gracia del Año de la Fe con vosotros, exhortándoos a vivir bien el Año de la Fe”. El Obispo también ha indicado a la Virgen María como ejemplo perfecto de una vida de fe para sus fieles. (NZ) (Agencia Fides 2012/10/01)

Año de la fe

El año de la fe convocado por Benedicto XVI ha comenzado. Iré poniendo las cartas pastorales de los obsopos de diferente lugares o sus conclusiones según vaya yo leyendo.
Esta es una acción, que conozcamos y difundamos la Fe , gran Don.